Ruta «Tras las huellas de Cervantes y su época»

Duración

3h

Dificultad

Media

Acceso

A pie

Mascotas

No Permitidas

Accesibilidad

No accesible

Ruta «Tras las huellas de Cervantes y su época»

Qué ver:

  • Casa y Plaza de Cervantes
  • Pila Bautismal en Santa María
  • Escudo de la Inquisición
  • Museo Casa del Hidalgo
  • Molinos de viento
  • Iglesias y conventos
  • Esculturas:  Don Quijote y Sancho Panza (plaza ayto),  Quijote Cósmogónico,  El Hidalgo y su gato,  Miguel de Cervantes,  Obelisco Plaza de Cervantes,  Azulejería parque Cervantes,  ,  Azulejería de la Fonda de la Estación.

DURACION: 3 horas
DIFICULTAD: MEDIA
ACCESO: A PIE Y VEHÍCULO (hasta los molinos de viento).

En Alcázar de San Juan nos encontramos con las huellas de D. Miguel de Cervantes y su época (mediados s.XV y comienzos del s. XVII), hijo predilecto de la villa y uno de los escritores más universales de nuestra literatura.

Nuestro recorrido comienza en la Iglesia de Santa María, lugar donde nos encontramos la Pila Bautismal en la cual, según la Partida de Bautismo conservada en su archivo, fue Bautizado D. Miguel de Cervantes en 1558. Recordando este ilustre acontecimiento, la plaza por la que se accede al templo está presidida por una gran estatua de cuerpo completo que lo representa con vestimenta de caballero y pluma en mano, en disposición de escribir alguna nueva aventura del ilustre hidalgo.

Próximo allí, en la contigua Plaza de Palacio, descubrimos la primera de las muchas representaciones que de D. Quijote, personaje y obra, salpican las calles y plazas de la ciudad. En este caso el llamado Quijote Cosmogónico que apunta con su lanza al cielo en actitud de buscar que las estrellas le guíen.

Atravesando el barrio más antiguo de la ciudad, a unas pocas calles de la pila que vió nacer en la cristiandad a D. Miguel, se encuentra la Plaza de Cervantes, homenaje al ilustre vecino que, según la tradición, habitó en la casa sita entre esta plaza y la calle Santo Domingo y en cuya fachada una placa señala este acontecimiento.

De camino a la casa que vio nacer a D. Miguel, la plaza de Santa María, hacemos una parada en otro elemento del paisaje urbano que evoca a D. Miguel como es el Escudo de la Inquisición (s.XVI), al ser por todos conocida la complicada relación que hubo siempre entre el literato y esta institución, conservado en la casa sita entre la calle Morón y la calle Pedro Díaz Morante,

En Alcázar de San Juan, entre los siglos XVI y XVII, tal y como Cervantes seguramente observó, se sucedieron la fundación y construcción de iglesias y conventos como el de San José, en una calle contigua al escudo de la inquisición, fundado para las monjas clarisas en 1607 y que hoy alberga el Museo Forma de la Alfarería Manchega (calle San Antonio, s/n). O la Iglesia del Convento de San Francisco (Plaza del Altozano de la Inmaculada, 12) fue mandada fundar junto al convento en el s.XVI bajo el auspicio de D. Diego de Toledo, hijo del Duque de Alba en cuyo interior se integra el arte renacentista con algunos elementos del gótico tardío y en el exterior su portada reconstruida según los preceptos también renacentistas.

En este barrio también encontramos otras calles que evocan la época que nos ocupa. Es el caso de la conocida como calle Salitre sustancia mineral ésta que aflora de manera natural en el subsuelo de Alcázar de San Juan y que se convirtió en la base de la economía local desde el s. XVI y hasta el XIX al establecerse en la ciudad una Real Fábrica de Pólvora al ser el salitre un componente.

De camino a la Iglesia de San Francisco, en la calle Cautivo se sitúa el Museo Casa del Hidalgo (c/ Cautivo, 24), un museo interactivo y didáctico ubicado en una antigua casa solariega de finales del siglo XVI conocida por el nombre de Casa del Rey. En ella podremos descubrir quiénes eran y cómo vivían los hidalgos manchegos que inspiraron a Miguel de Cervantes en la creación del universal personaje de Don Quijote de La Mancha; Así mismo, en la visita, nos acercaremos a cómo era la vida y la sociedad de los siglos XVI y XVI en esta tierra. En su interior se puede observar una copia facsímil de la partida de bautismo de Don Miguel de Cervantes que se guarda en la Iglesia de Santa María.

En nuestro paseo hacia el parque al que da nombre también Cervantes, nos encontramos con otra de las fundaciones religiosas de la época, el Convento de Santa Clara . Edificio que se construyó en el siglo XVI junto a la Ermita de la Concepción (ya desaparecida) y albergó a las monjas clarisas hasta 1868. De gran sobriedad decorativa, es de estilo renacentista, y en sus hornos se fraguó la receta de las exquisitas tortas de bizcocho conocidas como las “Tortas de Alcázar”.

Por fin alcanzamos nuestro penúltimo destino, todo un barrio cuyas calles han adoptado el nombre de los personajes y lugares de la novela (Dulcinea, Melisendra, Barataria, etc.) y en él, el llamado Parque Cervantes conocido también como el “Parque Viejo”. Enfocaremos nuestra mirada a la azulejería de estilo talaverano en la llamada “biblioteca” donde se reproducen escenas de Don Quijote de la Mancha y en la escultura homenaje a otro de los personajes femeninos de la novela, Maritornes, esa moza asturiana que servía comidas en la venta de Juan Palomeque que sintió compasión por D. Quijote y Sancho.

Para concluir nuestra ruta, y si hablamos de la época de Cervantes y el Quijote, parada indiscutible son los Molinos de Viento de Alcázar de San Juan. Situados en el conocido como Cerro de San Antón, los molinos Rocinante, Barataria, Fierabrás y Barcelona, son esos ingenios mecánicos que se instalaron en La Mancha allá por el s. XVI que siguen sorprendiendo aún en nuestros días a los viajeros como lo hacían antaño a los lugareños. De los cuatro molinos que coronan este cerro, podremos visitar dos de manera gratuita. En uno de ellos nos encontraremos la maquinaria del molino tal cual se utilizaba en la época de El Quijote, y en el otro, un espacio museístico dedicado al paisaje manchego, a los elementos que lo definen, a aquellos que lo habitan y a su evolución en el tiempo.

Esculturas y arte al aire libre. La iconografía y representaciones de temas cervantinos están presentes por todo el entramado urbano e histórico de la ciudad de Alcázar de San Juan. Paseando por sus calles, parques y plazas nos encontraremos tanto a D. Miguel como a los personajes de su gran novela.

•    Don Miguel de Cervantes (Atrio de Santa María). Gran estatua de cuerpo completo en bronce fundido a la cera perdida, que desde 1999 rinde homenaje al ilustre vecino, representa a Don Miguel de Cervantes caballero con pluma en mano, en disposición de escribir alguna nueva aventura del ilustre hidalgo.

•    D. Quijote y Sancho Panza (Plaza del Ayuntamiento). Una estatua de D. Quijote y Sancho Panza en actitud de envestir, obra de Marino Amaya, es el homenaje de Alcázarde San Juan a la pareja de caballero y escudero desde 1971.

•    El hidalgo y su gato. (Avenida de Herencia, 2). En actitud pausada, relajada, se nos muestra a Don Alonso Quijano disfrutando de la lectura de uno de sus libros y velado por su gato, el cual busca la complicidad de su amo.

•    El Quijote Cosmogónico (Plaza de Palacio). Busto en bronce de Quijote con lanza, regalado al pueblo por Eulalio Ferrer en 1993. La mirada de Don Quijote se pierde en el cielo estrellado de La Mancha.

•    Placa y Monolito en la Plaza de Cervantes (Plaza de Cervantes). En la plaza con el mismo nombre, una placa atestigua el lugar donde la familia Cervantes tuvo su residencia en la villa y un monolito con la efigie del escritor recuerda a todos los transeúntes la importancia del lugar.

•    Azulejería de “El Quijote” en el Parque Cervantes. (Paseo Cervantes, s/n). De estilo talaverano, L se ubican en la llamada “biblioteca” del conocido popularmente como el Parque Viejo. La biblioteca al aire libre está formada por unos bancos decorados con azulejos que reproducen pasajes del Quijote ,

•    Azulejería de la Fonda de la Estación (Estación de ADIF. En este momento no se encuentra habilitado para la visita). En este lugar se vincula dos de los signos de identidad de la ciudad, Cervantes y el Ferrocarril. En las estancias de la antigua cantina y sala de espera de la estación, los azulejos que recubren las paredes nos narran diversas escenas de El Quijote, como si quisiesen amenizar con su lectura las largas horas de espera de los viajeros que han transitado por esta estación durante décadas.

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