Situado en plena llanura manchega, el Canal del Gran Prior es una de las infraestructuras hidráulicas más monumentales y desconocidas de Castilla-La Mancha, fruto de los intentos modernizadores de la Ilustración en España en el siglo XVIII. Su trazado fue diseñado por el mejor arquitecto del reino, Juan de Villanueva, autor del edificio del Museo del Prado.
Durante milenios la cuenca alta del rio Guadiana ha sido un espacio caracterizado por la presencia de llanuras de inundación que hacían de la zona un lugar poco salubre, plagado de charcas y lodazales.
Mostrar más contenidoEl historiador romano Plinio el Viejo lo describió como un lugar por el que las aguas “se esparcían y avanzaban muy lentamente, entre espadañas, eneas y carrizos, hasta que desaparecían”. Desde entonces, el ser humano ha tratado de domesticar y aprovechar las aguas del rio Guadiana, construyendo puentes, presas, molinos y batanes. Ya desde la Edad Media se debieron iniciar trabajos significativos para encauzar las aguas del rio, que fueron completados en 1612 por el prior de la Orden de San Juan, el Príncipe Manuel Filiberto de Saboya. El encauzamiento del rio permitió la construcción de cuatro molinos de pólvora cerca de la actual población de Alameda de Cervera, cuya función era alimentar a la estratégica fábrica de salitre situada en Alcázar de San Juan de la que Tomás López en el siglo XVIII diría: “La fábrica de salitre de esta villa es la más útil y mejor del reyno, como asimismo muy antigua, pues ya existía el año de 1518”. Pese a todo, la falta de agua en Cervera para producir pólvora y para irrigar las tierras meridionales del priorato, llevarán al Infante Don Gabriel de Borbón a plantear una gran reforma del Canal, otorgándole tal cometido al mejor arquitecto del reino: Juan de Villanueva.
Para ello el arquitecto visitó la zona en el verano del año 1781 comisionado por el Gran Prior don Gabriel de Borbón para reconocer la causa de la falta de agua de los molinos de pólvora de Cervera y proponer soluciones. Realizó un reconocimiento de todo el curso del Alto Guadiana a su paso por el Priorato, así como las Lagunas de Ruidera. La propuesta del arquitecto fue trasladar los molinos de pólvora al pie de las lagunas. Fruto de este estudio nacería el Plan Geográfico de las Lagunas de Ruidera y curso que hacen sus aguas con el nombre de rio Guadiana, con fecha de 1781.
En los años sucesivos se produjo el traslado de la maquinaria de los molinos de pólvora desde Cervera hasta Ruidera al tiempo que se construyeron puentes, acequias, esclusas y un impresionante batán. De esta forma el Canal del Gran Prior se extendía a lo largo de más de 65 kilómetros desde su origen en la esclusa de Miravete, a los pies de las Lagunas de Ruidera, hasta su desembocadura en la confluencia de los ríos Záncara y Gigüela, unos 5 kilómetros aguas arriba del desaparecido Puente de Buenavista, en el término municipal de Alcázar de San Juan. Desde aquí continuaba por el cauce común que forman los ríos Záncara, Gigüela y Guadiana hasta Villarta y Arenas de San Juan, saliendo del territorio del Gran Priorato en el término de Villarrubia de los Ojos. En su recorrido atravesaba los núcleos de población de Argamasilla de Alba y Alameda de Cervera.
En la actualidad, pese a haber perdido por completo su uso y quedando cercenado en la mayor parte de su trazado, todavía se conservan algunas construcciones vinculadas a esta magna obra de ingeniería. Muchas de ellas se concentran en el término municipal de Alcázar de San Juan, donde además de varios puentes y esclusas se pueden contemplar los restos de un gigantesco batán, cuyas sobrias pero contundentes líneas sobrecogen a aquel que lo visita.
Pese al indudable valor histórico, artístico y arquitectónico de esta obra, durante décadas ha permanecido en el más absoluto olvido, siendo consumido paulatinamente por la vegetación y las labores agrícolas. Su destino ha estado ligado al del propio Juan de Villanueva, que pese a ser el máximo exponente de la arquitectura neoclásica en España, nunca ha recibido el reconocimiento merecido. No obstante, el año 2021 parece que marcará un punto de inflexión en esta historia, con la publicación de la monumental obra “Ruidera (1781-1785): génesis y construcción de una real fábrica de pólvora” y el comienzo de los trabajos de recuperación de parte de las estructuras del Canal en el término municipal de Alcázar de San Juan. Se abre de esta forma un futuro prometedor para un patrimonio tan fascinante como desconocido.