La música, entendida como lenguaje y medio de comunicación no verbal, resulta un bien cultural de primer orden, además de un elemento de valor incalculable para cualquier comunidad que se precie. En este sentido, la sociedad alcazareña ha venido manteniendo en los últimos cien años una entusiasta actividad musical en el ámbito popular. Entendiendo que el término popular conlleva el cúmulo de experiencias, costumbres y conocimientos transmitidos entre generaciones a través de la oralidad.
En el trabajo se pone en valor las primeras décadas del siglo XX con las estudiantinas, murgas y comparsas de carnaval que, conformadas por músicos aficionados, eran motivo especial de la animación callejera. Además de las agrupaciones y rondallas que hacían acto de presencia en las noches primaverales y veraniegas. Estudiantinas famosas en la época fueron: la de Feliciano ”Chua”, la del “Cabrero”, la de Emilio Rodríguez, la de los “Romaneros”, la del “Boloto”, la de Demetrio García, la de Rafael “Mansota” y las de “Sotero y Binga”. Sin detrimento de otras agrupaciones de carácter más formal como la rondalla de la “Peña Marcos” o la de la A.A.A., que mantuvieron una importante presencia en la vida cultural y artística alcazareña de los primeros años treinta. Ya en las décadas de los cuarenta y cincuenta la Sección Femenina patrimonializó el folklore, configurándolo como estandarte de la identidad nacional. Si bien, de forma paralela se produjo la revelación de formaciones como la rondalla “Juvenil” y la icónica de “Educación y Descanso” de Manolo González, mientras que regresaban al espacio escénico populares personajes y figuras de tiempos anteriores. Época en la que la docencia de Manolo Cerro resulta determinante para la afición musical y práctica amateur en el Alcázar de la segunda mitad del siglo XX, siendo cientos y cientos los muchachos y muchachas que pasaron por su humilde academia. Ya en los sesenta, La Mancha se dimensiona de manera exponencial con los “Festivales de la Canción de Primavera”, que supusieron un revulsivo para las agrupaciones de música y baile regional, llegando a contabilizarse a nivel local hasta cuatro formaciones de este tipo, además de diferentes rondallas infantiles y tunas juveniles. Es en los setenta cuando comienza a cerrarse el circulo vital con la creación de la rondalla y grupo de baile del “Hogar del Pensionista”, donde convergen muchos de aquellos jóvenes que en las primeras décadas del siglo XX se iniciaron en el arte musical. Siendo precisamente en esta década cuando comienza el declive de estas formaciones, dando paso a otros tipos de agrupaciones con estilos musicales distintos. Este acercamiento a músicos y agrupaciones de diferentes épocas y tradiciones que, de forma retrospectiva, se han relacionado, contribuye a suscitar la diversidad cultural alcazareña que, en material musical y humana, ha favorecido ese común sentimiento identitario local que nos caracteriza.
Miguel Antonio Maldonado Felipe es un alcazareño que desde hace décadas compagina sus labores profesionales, con el estudio y divulgación de la cultura tradicional manchega y la guitarra. Dedicación que le ha llevado a realizar ponencias y seminarios, así como publicar numerosos artículos sobre música popular y temática costumbrista. En este tiempo ha sido premiado con diferentes becas de investigación, habiendo publicado, además de este “Alcázar de San Juan, músicos y músicas (1900-1975). Las agrupaciones de música popular, patrimonio cultural inmaterial alcazareño”, cinco ensayos más. En el espacio musical, destacar el trabajo de recopilación y divulgación que viene realizando con La CaMeRaTa CeRvAnTiNa, del que es director musical y autor de todos los arreglos. Proyecto que ha servido de plataforma para la divulgación y puesta en valor del patrimonio musical popular de La Mancha, obtenido con el grupo numerosos reconocimientos, premios y galardones.